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Prohibidos pantalones acampanados (incluso debajo del burka)


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Echar campanas al vuelo

¿Por quién doblan las campanas? En esta guerra, doblan por ti. Por esos pantalones que no te tornearán ni las piernas ni la libertad.

¿En qué momento las campanas se convirtieron en un estigma, en un secreto, en un recuerdo? Si las campanas cuando dicen volteo, en realidad están soñando con revolotear. Con alzar el vuelo

Fotografía: Velmock

Texto: Marta Quintín

Velmock

Si todas las prohibiciones que truncan la vida de las afganas son crueles y sangrientas, hay que añadir aquellas que son absurdas, anormales, de un tenor enfermo y atormentando, repletas de odio sin sentido.

Tal y como lo es la prohibición de vestir pantalones acampanados, incluso debajo del burka. Supongo, por tratar de comprender, que bajo las campanas de esos pantalones caben demasiados sueños e ilusiones de libertad, de vida normal. Normalidad que las mentes tullidas de los opresores no pueden tolerar.

Imagino que esas campanas echan a volar y en su volteo infinito liberan para siempre las vidas de las niñas y mujeres afganas.

 @esperanzamvelmock

Marta Quintín

Periodista y escritora. Ha trabajado en medios como la agencia Efe, Cadena Ser, Expansión, y colaborado en la página web de 'El Periódico de Aragón'. Actualmente se dedica a la comunicación institucional en el Ministerio de Cultura. Ha publicado las novelas 'Dime una palabra' (Urpi Editores, 2012), 'El color de la luz' (Suma de letras, 2018) y 'La tortuga que huía del jaguar' (Versátil, 2019), con la que ganó el Premio Valencia Nova de Narrativa.

Marta, muy concienciada desde el minuto uno con el objetivo de @29Miradas, nos ha enviado este texto a modo de presentación:

"Dicen los sabios que uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras. Pero, ¿qué pasa cuando son los otros quienes te imponen el silencio, y este, el que te esclaviza? Cuando te cercenan la voz, es como si amputaran un brazo, una pierna. No. Mucho peor, más aberrante: nos desgajan de nuestra esencia como seres humanos.

Por eso, yo, que me dedico a juntar letras desde que tengo uso de razón (y que siempre he gozado de la libertad para hacerlo), considero un deber moral prestarles el discurso a aquellas a quienes se lo han arrebatado. Con crueldad. Sin derecho. De ahí la importancia de un proyecto como @29miradas, que rema para devolver a las afganas lo que nunca debieron perder.

Ojalá muy pronto no tengan más dueño que sus propias palabras”.

@martaquintinmaza