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Prohibido que los sastres masculinos tomen medidas a una mujer


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Sueños sin medida

Ellos deciden que no pueden las manos de un hombre medir mi cuerpo y yo les digo que no hay manera de medir esta injusticia solo por el hecho de ser mujer y que nadie puede prohibirme este lugar desde el que sueño, ante el oscuro abismo que todo lo oculta.

La única luz posible viene de mi mirada que recorre el mundo y suplica: No me olvides, soy yo, pero mañana puedes ser tú

Fotografía: Arancha Benedí

Texto: Begoña Abad

Arancha Benedí

Siempre he creído que la fotografía es un camino hermoso que nos reconcilia con la vida, y que la belleza es un arma maravillosa para combatir el dolor. Pero nada nos puede reconciliar con la realidad que vive la mujer en Afganistán.

Se entremezclan hoy sensaciones extremas, entre el honor y el reto de formar parte de un proyecto tan inquietante y necesario con grandes fotógrafos cuyos trabajos admiro, y una tristeza profunda que se va haciendo más y más grande al poner la mirada y el corazón en una realidad tan terrible como incomprensible y no poder alcanzar a imaginar el sufrimiento que supone ser mujer en Afganistán.

Desde esa distancia privilegiada que nos mantiene a salvo, uno intenta imaginar lo imposible. El síndrome de Stendhal nos habla de sentir la belleza extraordinaria, pero no existe el término capaz de definir un sufrimiento tan extremo como este.

En los 15 minutos que separan mi casa de mi trabajo, me salto cada mañana muchas de las prohibiciones que a cualquier mujer en Afganistán le supondrían severos castigos.

Vivir cada día bajo una violencia tan terrible que lleva a tantas niñas y mujeres al suicidio no podemos siquiera imaginarlo. Y lo peor de todo, sin esperanza, sin voz, sin una ventana abierta capaz de iluminar ese rostro siempre velado que oculta un dolor inhumano ante la mirada indiferente del mundo.

Agradezco enormemente a @29miradas que hayan contado conmigo para este proyecto que es una gran responsabilidad. Y sobre todo, gracias por crearlo.

@aranchabenedifotografia

Begoña Abad

El 24 de marzo de 1952 nací en Villanasur Río de Oca (Burgos). Empecé siendo 'Begoña en ciernes' y mi tarea primera fue buscar un manual de 'Cómo aprender a volar'. Yo, que 'Estoy poeta (o diferentes maneras de estar sobre la tierra)', creo que la fotografía y la poesía están tan unidas que a veces las confundo. Amo ambas cosas así que me dediqué a escribir 'Palabras de amor para esta guerra” y aunque me perdí a veces en las 'Musarañas azules en Babilonia', supe con claridad que yo pertenecía a los seres nacidos 'A la izquierda del padre', nunca lo he olvidado y especialmente ahora al ver a estas mujeres que sufren la más cruel injusticia, la de hacerlas invisibles.

Después de 'Diez años de sol y edad' busqué las 'Llaves para una revolución' a la vez que agradecía conscientemente 'Los Dones' que la Vida me traía, por ejemplo el de participar en este proyecto que me remueve hasta la última fibra porque, además, cierra un círculo en mi historia.

No es por casualidad que me haya correspondido poner palabras a la fotografía de @aranchabenedifotografia a la que admiro tanto y a la que agradezco que me eligiera para acompañar su bellísima fotografía que trata de medidas, porque es 'La medida de mi madre' el poema que más puertas me ha abierto a día de hoy.

Desde hace ya un tiempo decidí vivirme contemplando 'El techo de los árboles' y en la actualidad descifro 'El lenguaje de las ballenas', ese primer lenguaje de mamíferos acuáticos que todos somos en los vientres de las 'Madres'. Todo lo que he escrito está aquí y toma sentido en este momento para defender a estas mujeres olvidadas entre las olvidadas y para sumarme a los que hacen el esfuerzo porque sigan estando presentes.

@begona.abad.7