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rebeca cárdenas

Fotógrafa

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Muy pequeñita... así me siento yo… sinceramente. Desde mi pequeñez siento que no puedo cambiar nada pero no quiero mirar para otro lado, ya no… No podemos. No debemos.

Quiero que todas las niñas de este mundo tengan los mismos derechos que tiene mi hija como mínimo y quiero que todas las mujeres de este mundo tengan los mismos derechos que tenga yo, también como mínimo.

En la mayoría del planeta no es así y además ni siquiera se acercan a ellos pero la tragedia en Afganistán va mucho más allá. La mujeres ni siquiera son consideradas seres humanos. Son cosas, posesiones sobre las que se puede hacer y decidir todo.

Estas prohibiciones son la consecuencia tan solo, de lo que ya han estado sufriendo las mujeres afganas de manera continuada y más horrible aún, las han estado sufriendo bajo la mirada y la permisividad de toda la comunidad Internacional.

La violencia que me corresponde tratar es el de la violencia en el hogar, más concretamente la violación. Un tema que duele por dentro de una manera inexplicable. Porque las mujeres y las madres sentimos en las entrañas esa violencia como algo tan terrible que no se puede describir de ninguna manera.

Una de las peores, más crueles y dañinas de ellas y que por desgracia es una de las más habituales en Afganistán. No sé cómo podré reflejar en una imagen estos sentimientos. Solo sé que lo haré desde el corazón, con mucha humildad, muchísima responsabilidad y pensando en ellas en todo momento; con la ilusión y esperanza de poder alzar aunque sea tan solo un poquito su voz.

La violencia doméstica en Afganistán no es solo la violencia de los talibanes sino que es una violencia endémica provocada por una cultura extremadamente machista.

Ahora no hay tropas de la comunidad internacional en Afganistán, ni periodistas, ni nadie. Si antes la voz de las mujeres afganas ya era débil ahora es inexistente.

No podemos olvidarlas, no podemos mirar para otro lado, no verlo no significa que no exista. Este proyecto trata de eso, de darles visibilidad, de que sepan que no nos olvidamos de ellas, que no están solas, que nos importan y que aunque estemos lejos su dolor es es nuestro dolor, que las sentimos, que nos importan.